Los bellos paisajes escoceses excavados en plena roca tienen la virtud de trasladarnos en el tiempo. William Wallace el hombre que desafió al rey inglés Eduardo I pensó en su momento que iba a ser tan excelente representante de las bellezas de su país, gracias a la película Braveheart.
Si queremos seguir la pista a las huellas del libertador de su pueblo William Wallace, no lo tendremos difícil, tan sólo tendremos que poner rumbo a las tierras al suroeste de Glasgow.

Monumento a William Wallace Escocia
Tras las huellas de William Wallace en Escocia
Partiendo de las tierras del suroeste, empezamos nuestro recorrido hacia Elderslie, donde nació Wallace sobre el 1270 para luego ir hasta Cambuskwnnwrh Abbey, a las afueras de Stirling, donde se crió.
Tampoco puede faltar una visita a Lanark, la ciudad donde conoció al que fue su gran amor: Marion Braidfute, y una visita a la iglesia de St. Kentigern donde la tomó por esposa. Sus ruinas son uno de los lugares más románticos y apasionantes de nuestro viaje a Escocia. Un lugar empapado de una historia de amor que marcó un punto de inflexión en la vida de Wallace, donde vengaría años más tarde el asesinato de su mujer a manos del sheriff de Lanark, Haxelrig.

William Wallace en Escocia
Precisamente en este lugar se yergue la estatua de Wallace en la fachada de St. Nicholas Church de Lanark, un punto de encuentro para que cada mes de junio una joven de la zona sea coronada reina bajo sus pies.
En Edimburgo, debemos visitar el castillo. La importante puerta principal de su fortaleza está flanqueada por dos estatuas: la primera, es la de Robert Bruce, el rey que tomaría el legado rebelde de William Wallace. La segunda es la gigantesca figura de Wiliam Wallace armado con su escudo y espada.
Edimburgo es un buen lugar para empezar nuestro viaje por Escocia, a penas en una hora, nos pondremos en las tierras del sur. Una bellísima campiña ondulada y pespunteada de ovejas adorna los meandros del río Tweed y las cimas de los Eildon Hills, las joyas paisajísticas de Escocia, con sus abadías medievales, entre las que destacan los Eildon Hills.
Si te gusta el senderismo, nada mejor que adentrarse en los bosques de Ettrick, entre Moffat y Selkirk, la gran espesura boscosa sirvió en su época a Wallace como reino. De hecho, como homenaje al cariño que el rebelde le tenía a estas tierras, se erigió una gran estatua de seis metros sobre el río Tweed.
Aunque uno de los mejores monumentos a William Wallace se encuentran en la ciudad de Stirling. Desde las murallas del castillo se pueden contemplar los montes Ochils en el fondo y el río Forth en una serena estampa para nuestro viaje a Escocia.
Resulta inquietante a la vez que fascinante cuando se contempla bajo la niebla. Y si todavía cuentas con algo más de tiempo, no te olvides de subir hasta el National Wallace Monument, para disfrutar de la vida del rebelde Wallace, contemplando al lado del castillo el lugar donde se produjo la batalla que sería su mayor gesta.

Castillo William Wallace Escocia Stirling