La historia de Praga es tan rica y extensa que haremos un breve recorrido por los eventos que la llevaron a ser lo que es hoy: una de las ciudades más importantes del mundo.
Praga fue fundada en la última parte del siglo IX – durante la llamada Edad Media – con la construcción del castillo en la ribera derecha del río Moldava. Este castillo – llamado Vyšehrad – no es el actual castillo de Praga, que se construyó del lado izquierdo del río.
Praga se convirtió, por aquellos años, en el asentamiento de los reyes de Bohemia. La ciudad comenzó a florecer durante el siglo XIV mientras se encontró bajo el reinado de Carlos IV. Fue este emperador quien ordenó que se construyera la Nueva ciudad. De esta manera se unieron los núcleos urbanos en ambas márgenes del río a través del famoso Puente Carlos. Entre esta y otras medidas, Carlos IV también ordenó la construcción de la primera Universidad de Europa central.
Durante la Edad Moderna, Bohemia pasó a formar parte de los dominios de los Habsburgo. Praga se convirtió entonces en la capital de una provincia austríaca. La elección de Fernando II – de religión católica – como rey de Bohemia causó un gran enojo entre nobles bohemios, que eran protestantes. Fue entonces cuando se produjo la llamada “Defenestración de Praga” – dos consejales de Fernando II fueron secuestrados y asesinados – que derivó en la Guerra de los Treinta Años. La principal consecuencia de esta guerra fue la soberanía de las provincias alemanas, a pesar de permanecer bajo el Imperio Germánico.
Entre los siglos XVIII y XIX fue cuando se produjo el mayor crecimiento económico de Praga. Se construyeron numerosas iglesias y palacios. Además, hubo un enorme desarrollo de las ideas y la actividad cultural e intelectual fue brillante: se construyeron el Museo Nacional, el Teatro Estatal y el Rudolfinum.
En 1918 – tras la Primera Guerra Mundial – se fundó Checoslovaquia. Praga fue entonces la capital del estado checo.
Entre 1939 y 1945, el ejército de Hitler ocupó Praga. El pueblo judío fue perseguido. Finalmente, el ejército soviético liberó Praga.
Tras la Segunda Guerra Mundial, la República Checa pasó a formar parte del bando comunista. En 1968 – tras dos décadas de totalitarismo – estalló la llamada “Primavera de Praga“.
Recién después de otras dos décadas, Praga fue el centro de la “Revolución de Terciopelo” (imagen) durante la caída del comunismo. En 1993, se decidió pacíficamente que Checoslovaquia se divida en República Checa y Eslovaquia. Praga entonces pasó a ser la capital de la República Checa.
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